El Pentágono
El ejercicio del Poder de las clases dominantes en Colombia -alianza de la
gran burguesía con grandes terratenientes- ha tenido una característica
violenta, al punto que algunos investigadores consideran que la violencia ha
sido un elemento consustancial al modelo de acumulación capitalista en el
período denominado de la Post-guerra (2a. Guerra Mundial) y un acelerador
económico con la expoliación de amplios sectores del campesinado y el
arrasamiento del movimiento obrero y popular.
En la base de esta política está la alianza y aceptación cipaya de los
dictados de los gobiernos de los Estados Unidos. La oligarquía colombiana, ya
desde la consolidación de la República posterior al triunfo de la guerra
independentista liderada por el Libertador Simón Bolívar, se convierte en
aliada incondicional de los Estados Unidos. Es la alianza del débil con el
fuerte, con
la consiguiente dependencia del primero al segundo.
Tal ‘alianza’ es vista por Noam Chomsky en la entrevista de Heinz
Dietereich, titulada “Clinton inundó Colombia con armas”, en donde señala:
“Colombia tiene una terrible historia de violencia, que ha durado más de un
siglo. En los años 60, esa violencia tomó un nuevo rumbo debido a una fuerte
intervención del gobierno de John F. Kennedy, con misiones de las fuerzas
especiales estadounidenses que asesoraron a las fuerzas armadas colombianas.
"Eso fue parte del proyecto general de Kennedy de convertir a los
ejércitos de América Latina en fuerzas de seguridad que controlaran a su propia
población mediante la violencia. Se trataba del cambio de la estrategia de la
defensa hemisférica (reminiscencia de la Segunda Guerra Mundial) de las fuerzas
armadas latinoamericanas, hacia la seguridad interna, es decir, hacia la guerra
contra su propia población.
"En Colombia, la misión de las fuerzas especiales estadounidenses
instruyó específicamente a las fuerzas militares colombianas a formar grupos de
paramilitares, para llevar a cabo lo que llaman el "terror
paramilitar" contra 'conocidos opositores comunistas (known communist
proponents)'.
"Opositores comunistas es un término muy amplio que puede incluir
campesinos organizados, líderes sindical es, activistas de los derechos
humanos, intelectuales independientes, candidatos políticos, cualquier cosa; y
esta política de organización del terror paramilitar, que incluía el
entrenamiento respectivo, llevó a una nueva fase de violencia organizada del
Estado: en parte a través de los militares y, en parte, a través de los
paramilitares, y esto ha continuado desde
aquella fecha”. (1).
La Doctrina de Seguridad Nacional
La violencia como paradigma para enfrentar los problemas de los países del
‘patio trasero’ de los Estados Unidos está referenciada en los manuales del
ejército de los Estados Unidos y nos permiten entender por qué nos han sumido
en esta ‘noche oscura’. La llamada Misión Yarbourough del ejército
estadounidense (febrero/62) dejó directrices secretas, las cuales fueron
adoptadas por el Estado Colombiano adelantando “una estrategia contrainsurgente
paramilitar, ya desde antes de que surgieran las guerrillas de este ciclo
(1964-65)” (2).
En 6 manuales (1962, 1963, 1969, 1979, 1982 , 19887)
está definida esta estrategia:
“l. Lectura
que se hace del “enemigo” como gestor de una alternativa de nacionalidad:
· El Manual de 1962 llama al enemigo
“fuerza irregular”, identificándolo como
“manifestación externa de un movimiento de resistencia contra el gobierno
local por parte de un grupo de la población” (pg.5). Además afirma que “El
campo de batalla en la actualidad ya no tiene límites, puede incluir naciones
enteras” (pg.34).
· El Manual de 1963 afirma que
“El límite entre amigos y enemigos está en el seno mismo de la nación (...) se
trata a menudo de una frontera
ideológica inmaterial”(pg.32) y señalaba también que “El habitante, dentro de
este campo de batalla, se encuentra en el centro del conflicto (...) es el
elemento más estable. Quiéranlo o no, los dos campos están obligados a hacerlo
partícipe en el combate; en cierta forma se ha convertido en un combatiente ”
(pg. 34), afirmando más adelante que “Es entre los habitantes que se
desarrollarán las operaciones de guerra; las actividades de la población se
verán limitadas en todos los campos de acción ” (pg. 51).
· El Manual de 1969 afirma que
la guerra revolucionaria en Colombia “pretende destruir el sistema que se ha
dado nuestra nación” (pg. 194) y explica su surgimiento por “las desatenciones
de los organismos oficiales para solucionar los diferentes problemas y
necesidades de la población (que) se convierten en un ingrediente de
inconformidad que es aprovechada por los grupos subversivos” (pg. 159). Por eso
define las operaciones de contrainsurgencia como “acciones militares,
políticas, sociales, económicas y sicológicas tomadas por un gobierno local
para modificar y eliminar las causas de la insurgencia” (pg. 185).
· El Manual de 1987 ubica el
“conflicto subversivo en Colombia” como “consecuencia de conflictos políticos y
socio-económicos (que) ha provocado el choque entre las fuerzas del orden y
grupos subversivos organizados, dirigidos por elementos colombianos, con apoyo
de países y movimientos extranjeros, en amplias zonas del territorio nacional,
con el objetivo único de tomar el poder y con participación activa de grupos
campesinos, obreros y estudiantes” (pg. 10) Por eso plantea que la acción
preventiva “debe ser integral, abarcando toda la gama de causas que produzcan
el levantamiento; debe buscar el apoyo popular y conducirse dentro del más
marcado nacionalismo” (pg. 29) (2).
Javier Giraldo M, nos dice en su investigación ‘Cronología de hechos
reveladores del paramilitarismo como política de Estado: “En septiembre de 1962
el Comando del Ejército edita la traducción del Manual FM-31-15 del Ejército Americano, titulado: "Operaciones
contra las Fuerzas Irregulares". Allí se afirma:
"[a] Para disminuir
el requerimiento de unidades militares, se ha visto que es de gran ayuda el
empleo de policía civil, de unidades semi-militares y de individuos de la
localidad que sean simpatizantes de la causa amiga. El empleo y control de tales
fuerzas está sujeto a acuerdos nacionales y locales y a la apropiada
investigación de ellas para llenar los requisitos de seguridad. Se hace una
evaluación cuidadosa de sus capacidades y limitaciones para que presten
completa efectividad.
[b]Cuando la política y la situación lo permiten, los individuos de la
localidad de ambos sexos que han tenido experiencia o entrenamiento como
soldados, policías o guerrilleros, deben ser organizados dentro de la policía
auxiliar y dentro de las unidades de voluntarios de cada ciudad. Aquellos que
no poseen tal experiencia pueden emplearse individualmente como trabajadores,
informantes, agentes de propaganda, guardias, guías, rastreadores, intérpretes
y traductores.
[c] Las fuerzas civiles usualmente necesitarán ayuda y apoyo de las fuerzas
militares. La asistencia es normalmente necesaria en una capacidad de consejo
para la organización, el entrenamiento y el planeamiento de las operaciones. El
apoyo es normalmente necesario en el abastecimiento de armas, munición,
alimentos, transporte y equipo de comunicaciones (...)
[g] Las unidades amigas de guerrilleros que han operado en la misma área de
las unidades hostiles de guerrilleros, por lo general tienen voluntad para
ayudar en el esfuerzo de contraguerrillas. Tales unidades pueden emplearse con
efectividad en misiones de hostigamiento de las patrullas de combate. Además
los miembros de las unidades amigas de guerrilleros pueden servir como
rastreadoras, guías, intérpretes, traductores y agentes de espionaje y pueden
manejar los puestos de observación y las estaciones de prevención. Cuando las
unidades amigas de guerrilleros se emplean, pueden apoyarse logísticamente y
deben subordinarse al Comandante de la Fuerza Militar quien mantiene el control
y la comunicación suministrando una cuadrilla de enlace para que permanezca con
ellas y controlando el apoyo suministrado. Los destacamentos operacionales de
las fuerzas especiales son ideales para este propósito". (No.31, pg. 75 a
77). La nota introductoria del Comando del Ejército afirma que dicho Manual es
"para la preparación e instrucción de los miembros de la Fuerza" y
para que esta obra "sea estudiada y aplicada en lo que dice en relación a
la táctica y la técnica de las armas empleadas y adaptando los principios a nuestra
organización". (3).
De esta caracterización es muy fácil a la generalización y adopción de la
visión de que la población civil, el campesino, el estudiante, las ‘masas’, son
combatientes y participan –‘quiéranlo o no’- en el conflicto y de allí nace
precisamente la imposición del militarismo (la ‘noche oscura’) a la sociedad
colombiana.
La "noche oscura" fue iniciada por la Oligarquía liberal y
conservadora antes del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, y alcanza su punto de
máxima efervescencia después de éste, con saldo de más de 300.000 muertes y un
millón de desplazados forzados internos, período que los historiadores llaman
La Violencia, el cual culmina con la conformación del Frente Nacional,
incorporando una estructura excluyente aún más (si cabe la acepción) que reprodujo
el mismo modelo de ejercicio del Poder en lo económico, en lo político, en lo
social y: "(...) forjaron además la estructura de una cultura política
intolerante y sectaria que fue estimulada y desarrollada posteriormente por
quienes el influjo de la guerra fría contrabandearon desde norteamérica la
concepción de la seguridad nacional" (4).
Esta "violencia de las estructuras" (violencia entendida como
existencia de estructuras económicas, culturales, sociales, jurídicas y
políticas, que causan opresión del ser humano impidiendo su liberación y total
realización), que toma la forma de violencia armada bipartidista, fue
periodizada por historiadores como “La Violencia” o la Gran Violencia:
a. 1946-1949: Violencia predominantemente urbana, prolongación de la crisis
política partidista entre liberales y conservadores.
b. 1949-1953: Extensión de la violencia a regiones rurales, especie de
"guerra civil" entre guerrillas liberales y el aparato represivo
conservador. Insinúa lucha de clases.
c. 1953-1957: Actores que se escinden -al resolverse las rivalidades
partidistas por el Frente Nacional- entre el bandolerismo y vandalismo, por un
lado, y una cierta lucha social, por el otro.
d. 1957-1964: La violencia disminuye en intensidad, pero se incuban formas
específicas de lucha social y proyectos políticos de clase, ejemplo:
autodefensas campesinas de Marquetalia, Río Chiquito, El Pato, Guayabero.
La oligarquía y los terratenientes colombianos imbuídos de una particular
interpretación de ver el mundo dividido entre capitalismo-comunismo, oriente-
occidente, cristiandad-ateísmo; aplican las concepciones de la Doctrina de
Seguridad Nacional con todo rigor, identificando un "enemigo interno"
contra quien es necesario desarrollar la guerra total. Para tal fin cuentan con
unas Fuerzas Militares y agencias de seguridad del Estado, que asimilando como
buen alumno la doctrina extranjera, la hacen suya y la desarrollan y ubican
toda protesta, toda organización popular, todo partido o movimiento político
adversario del gobierno, a un enemigo al que hay que aplastar.
Es de
señalar que la DSN nace posterior a la
Segunda Guerra Mundial y fue la sistematización de teorías y experiencias
relacionadas con la geopolítica y la ‘guerra’ se asumió como la integración de
las distintas esferas de la acción militar, económica, sicológica e ideológica;
así surge el concepto geopolítico de “guerra total” que ya había sido
considerado por Hitler. (5).
Sobre el origen de la DSN nos dice Velásquez Rivera: “El origen de la DSN
está en la geopolítica que irrumpe en la fase imperialista del capitalismo en
expansión, que se basa en las categorías positivistas del “espacio vital” y en
una explicación organicista de la sociedad. (…) La Doctrina de la Seguridad
Nacional se asentó en dos postulados básicos: la bipolaridad y la guerra
generalizada. Tal bipolaridad se entendió como la división del mundo en dos
grandes fuerzas opuestas: la del bien y la del mal. Su credo consistió en
afirmar la existencia de una guerra permanente entre el occidente cristiano y
el oriente comunista. (…) La DSN fundamentó su filosofía en que todo individuo
era un amigo o un enemigo.” (5).
En aplicación de dicha doctrina, siguiendo los lineamientos del Plan LASO
(Latin American Security Operation), el Presidente Guillermo León Valencia
ordena el ataque con más de 16.000 soldados apoyados por la aviación, de la
zona de Marquetalia (Tolima), habitada por 48 campesinos que se vieron
obligados nuevamente a empuñar las armas para defender sus vidas y sus
familias. Arranca así una segunda periodización de la violencia, la cual
continúa hasta nuestros días.
Doctrina del Conflicto de Baja Intensidad
La derrota que infringió el heroico pueblo Vietnamita a los EE.UU., hizo
considerar y analizar la Doctrina de Seguridad Nacional, produciéndose su
actualización en los Documentos Santa Fé I y II, III y IV, y en la Doctrina del
Conflicto de Baja Intensidad, llamada también “Guerras Pequeñas o Menores” y
“Violencia de Baja Intensidad”, “Contingencias Limitadas” o “Conflictos Regionales”.
Ello está claro al leer a Isabel Jaramillo: “Si algo se aprendió en Vietnam
y de los movimientos de liberación nacional, es el valor del
"fiming", la persistencia, el fin del cortoplascismo y la necesidad
de la guerra en todos los frentes, y la unidad política. EE.UU. ya no podía
enfrentar a un mundo subdesarrollado "amenazante" sin perfeccionar su
estrategia de dominación en la medida en que necesite del control
imperial". (6)
Concepción que es ampliada al decir: "La concepción estratégica del
"conflicto de baja intensidad" se origina -desde el punto de vista de
los estrategas norteamericanos- en un problema fundamental: el cambio social
y/o la revolución en el mundo subdesarrollado que erosiona y amenaza los
intereses nacionales de EE.UU. Es necesario enfrentar la dinámica del cambio
social y de la revolución de una forma más efectiva y evitar nuevas explosiones
sociales y en este contexto, la guerra no debe aparecer como tal (...)"
(7).
El Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos (EE.UU.) define el Conflicto
de Baja Intensidad (C.B.I.) como: "Una lucha político-militar limitada
para lograr objetivos políticos, sociales, económicos o psicológicos.
Frecuentemente es prolongado y va desde presiones diplomáticas, económicas y
psicológicas hasta terrorismo e insurgencia. El conflicto de baja intensidad
generalmente está confinado a un área geográfica y frecuentemente se
caracteriza por limitaciones en el armamento, tácticas y nivel de
violencia." (8).
Este modelo está claramente diseñado para países como Colombia. Veamos que
plantean en su MODELO "SEGURIDAD Y DEMOCRACIA" para una Democracia
que se quiere proteger, afectada por un movimiento revolucionario que se quiere
eliminar. Citamos textualmente de Isabel Jaramillo:
1. "GOBIERNO DEMOCRATICO: Legitimarlo por medio de elecciones, si era
dictatorial y si ya cumplió con su papel. Permitir el funcionamiento y
continuidad de democracia (restringida) con gran hincapié en la mecánica
electoral.
2. Medidas reformistas que implican el manejo de los movimientos sociales y
de las masas. Trabajo ideológico, aplicación de operaciones psicológicas,
acción cívica, "construcción de la nación".
3. Vinculación cada vez más estrecha entre el capital nacional y
transnacional y aplicación de modelos económicos impuestos por EE.UU.
4. Aparato militar represivo y contrainsurgente fortalecido. Se reestructuran
en pequeñas unidades móviles de rápido despliegue con asesoría y asistencia de
EE.UU. Se incrementan las operaciones CIA. De acuerdo con el concepto de
"simetría", se aplica éste en función de la insurrección (real o
posible), de la "defensa interna".
5. Aprovechar, estimular o crear -flexiblemente según el caso -
contradicciones en el seno del gobierno y/o el movimiento revolucionario
aprovechando que éstos son - en general- coaliciones de fuerzas muy
heterogéneas, con diversidad de posiciones políticas, ideológicas, enfoques,
etc, en torno a las tácticas y estrategias a aplicar en cada momento de lucha.
En este sentido la labor de inteligencia es vital y está orientada a estimular
la desunión y la división que permite la victoria o neutralización.
6. Utilización de la diplomacia, negociaciones regionales de paz, y diálogo
con la guerrilla -aunque la aceptación del diálogo por parte del gobierno
significa que el movimiento revolucionario se ha ganado un espacio político
-para erosionar las posiciones progresistas y/o revolucionarias "desde
dentro", intentar desmovilizar a las masas y ganar tiempo (...) A esto se
agregan medidas reformistas por parte del gobierno de forma de intentar
restarle masa al movimiento revolucionario y/o progresista, acompañado de una
fuerte propaganda para demostrar que ésta no es una alternativa política real:
se trata de deslegitimarlos como opción.
7. Destrucción del movimiento revolucionario por medio del ejército que
desarrollará campañas de contrainsurgencia en beneficio de la "seguridad
interna". También se utiliza el narcotráfico como variable interna y
externa. (...). Ejército mercenario y un frente político ("luchadores por
la libertad", etc) destinado a desarticular al movimiento revolucionario,
hacerlo inviable como alternativa política al mismo tiempo legitimar la opción
contrarrevolucionaria. Los dos elementos anteriores estarán adornados de una
profusa retórica en torno de los D.H. y actividades propagandísticas en este
frente (...)" (9) (Resaltados nuestro)
La aplicación de estas Doctrinas ha sido realizada "al pie de la
letra” como veremos más adelante. El derrumbamiento de la URSS y de los países
de Europa del este, deja sin piso la visión de la bipolaridad del mundo y el
enfrentamiento capitalismo-comunismo, lo que lleva a los EE.UU, a revisar o
actualizar sus doctrinas a fin de seguir manteniendo su posición imperial. La
punta de lanza a usar es el tráfico de drogas, que se convierte en el argumento
central para la intervención directa y/o indirecta en los países del tercer
mundo. Esto fue ya analizado por Isabel Jaramillo quien consigna: “...La
campaña internacional contra el terrorismo y la droga, permite a la
administración (de EE.UU.) actuar con relativa impunidad -en el marco de
argumentos ético-morales-en el terreno de la política exterior. Al mismo
tiempo, al vincular a movimientos progresistas y/o revolucionarios con el
terrorismo y el tráfico de drogas, EE.UU puede golpear a éstos en sus propios
países sin aparecer interviniendo en los asuntos internos de los mismos".
(10)
En este orden de ideas, se inscriben los esfuerzos de vincular la guerrilla
con el narcotráfico (recordar al narco-embajador Lewis Tambs quien acuñó la
palabra narco-guerrilla, las estridencias de los generales acusando diariamente
a la guerrilla de narcotráfico, etc) y la intromisión grosera de los
embajadores gringos Myles Frechette, Paterson y Woods, exigiendo aprobación de
leyes antinarcos, imposición de la extradición, firma de tratados antisoberanía
nacional (TLC, ALCA, etc), aplicación del Plan Colombia, fumigaciones, etc.
Documentos Santa Fé
Las políticas de Estados Unidos hacia Latinoamérica han ido teniendo un
desarrollo definitorio a los ojos de cualquier observador. Si en la década de
los 50 fue de ‘contención’; en la década de los 60 fue de ‘contrainsurgencia
‘pura’; a partir de la década de los 80 fue de desarrollo del Conflicto de Baja
Intensidad (CBI), conocida en el mundo como Doctrina Reagan, la cual
contemplaba la ‘contrarrevolución mundial’.
En la creación de estas doctrinas juegan un papel fundamental un grupo de
estrategas militares, ‘cristianos renacidos’, quienes conformaron el Comité de
Santa Fé, los cuales elaboran Documentos que son aplicados por los gobernantes
estadounidenses, y recogen las experiencias derivadas de la aplicación de la
DSN. Ellos contemplan el CBI como una guerra político-militar que no distingue
fronteras y no distingue entre civiles y militares, y considera además que
todas las armas son válidas, incluyendo la ayuda económica y la asisitencia
humanitaria. En este orden de ideas, es neesario señalar que contemplan la
utilización de ‘armas biológicas’ como la introducción de microorganismos
causantes del dengue hemorrágico en Cuba, o la aspersión de leismanias para provocar
Leishmaniasis en los guerrilleros en Colombia, o la utilización del Hongo
Fusarium sp para ‘atacar’ los cultivos de planta de coca. (5).
Desde 1981 ha producido los Documentos Santa Fé I (1981), II (1988), y IV
(2004). Ya en el Documento Santa Fé II se habla del CBI como una combinación de
‘formas de lucha’ que contempla operaciones militares propiamente dichas,
utilizando el terror sistemático contra las poblaciones, operaciones
psicológicas, desinformación, y subversión religiosa y cultural. En este marco
se desarrollan la proliferación de sectas religiosas –estudiosas de la Biblia,
cada una con su particular intepretación- y la invasión de estas a los países
latinoamericas –del cual no escapó Colombia-. Sectas tales como la Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los últimos días, la Oración Fuerte al Espíritu
Santo (comprometida en narcotráfico), la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia,
la Iglesia Trinitaria, los Testigos de Jehová, la Misión Panamericana de
Colombia y la nefasta Tradición, Familia y Propiedad.
El Documento Santa Fé I menciona a Cuba, México, Brasil y Panamá como
países ‘neurálgicos’ para los Estados Unidos. Ya en el Santa Fé II se incluye a
Colombia y se afirma que existe una ‘doble amenaza a su seguridad’ provenientes
de la insurgencia armada y la amenaza del ‘narcotráfico’. Contemplaban en dicho
Documento que la década de los 90 sería crucial pata las instituciones
colombianas y vislumbraban que la guerrilla ‘podría estar en condiciones de
disputar el poder’.
En el Documento IV además de continuar las consideraciones anteriores,
manifiesta la ‘preocupación’ de los ideólogos militares estadounidenses por la
que ellos llaman creciente influencia y presencia de China en Latinoamérica y
la ‘amenaza’ de los países islámicos. La DSN imbuyó a las Fuerzas Armadas de
los países Latinoamericanos de ‘principios’ para el servicio a los intereses
estadounidenses y no a los intereses nacionales de sus propios países. La
aplicación práctica de la doctrina de Seguridad Nacional y sus desarrollos se
traduce en la sistemática y persistencia violación de los D.H. por parte de las
fuerzas represivas del Estado Colombiano; violaciones que han tomado un
carácter dramático en las últimas décadas y ha adquirido características
escandalosas desde el inicio del Plan Colombia.
(1) Chomsky N. Clinton inundó Colombia con armas.
(2) Noche y Niebla. La doctrina contrainsurgente del Estado clombiano y la
población
civil. www.arlac.be/paramilitarismo/html/pdf/deuda01.pdf
(3) Giraldo M. Javier. Cronología de hechos reveladores del Paramilitarismo
como
política de Estado.
(4) Alfonso Cano. Los diálogos por la paz. Ed. Anónima, 1992. p. 112.
(5) Velásquez Rivera E. Historia de la Doctrina de Seguridad Nacional.
(6) Isabel Jaramillo. El conflicto de baja intensidad. Modelo para armar. Ed. Suramérica,
Bogotá 1988.
p. 58.
(7) Ibidem,
p. 59.
(8) Ibidem,
p. 64.
(9) Ibidem,
p. 68-73.
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